martes, 15 de junio de 2010

Diario de un muerto viviente

Resultaba extraño mirarle a los ojos, saber que tenía algo importante que decirte y olvidarlo porqué tenías cosas mas importantes que hacer. En silencio observaba sus decisiones y meditaba las palabras que nunca saldrían de su pequeña boca. Su mano acariciaba lentamente el espacio que en algún momento de su vida tenía pelo, pero le dejó una carta de despedida el día de su tercera década en la tierra.

- Pues sí él decía que nunca te caí bien, pero aquí nos tienes

- Esperando que alguien llame para cambiar los planes

Nunca tuvimos una conversación recta y formal, como sus labios el tiempo de las conversaciones serias era muy fino, muy, muy fino.

- Te recuerdo con tutú, escote y medias transparentes

- La noche del collar de pero

- Sí pertenecía a él, nadie más que él, lo extraño es que dejara de llamar a los dos teléfonos por igual

- Será que los días de luna llena nadie piensa más que en el resto de la manada

- La verdad es que sí.....

Realmente extraño que dentro de su mirada pudieras descubrir la conversación que nunca llegaría a existir, ni la invitación llegaría por que no se tenía planteada. La conversación de la distancia, de volar y desaparecer, de no ser.

- Deberías volver, aunque un día tendrás un arranca y aparecerás con las maletas
- El día que en el norte deje de llover
- O el día que dejes de tener miedo, por que lo que tienes es miedo, no es prudencia y ya no hay más que hablar.

Creo que recuerdo el momento en el que tu piel tenía un espacio sin pintar, el día que me apetecía tocar un espacio sin pensar la diferencia existente entre los espacios. Como tu y yo, nuestro espacio ya está mezclado aunque no físicamente.

-Pensé que dormirías aquí, por que te fuiste arriba

-La noche no es para mi, viajar es otra cosa que beber y estar tirado en casa.

-Si como el café que nunca llegará por que....se cambiaron los planes, alguien llamó.

Pues es lo que nos queda, o nos quedaba, hace un año perdimos la oportunidad por el respeto a la pareja, a la antigua pareja con el que todos te queremos casar. El otro él, ese otro que todos adoramos menos una parte de ti que desea otra cosa, algo inexistente la perfección de alguien visto como perfecto y deseado.

- Y como está hablé con el

- Me llamó y decidió que unos pajarillo deberían quedar para beber
- Si nadie llama sí, si no los planes serán de otros

- Te vienes no, has quedado con nosotros

En esos momentos sabes que tienes que cambiar lo que te rodea, buscar cosas nuevas, caras nuevas como mister mundo de andar por casa o caballeros sin honor ni gloria que el día que decidieron ser padres, no pensaron que tenían que encontarte.

Y si la llamada llega para qué esperar....