lunes, 16 de febrero de 2009

La conjura de los EX


Vista, tacto y oído, una muñeca dormida en el suelo, la miro, me mira estamos tan cerca que casi la toco, cierro los ojos, siento el susurro del viento que producen sus pestañas.

Miedo, no tanto como pensaba pero lo tengo, esa muñeca y yo somos la misma persona, nos diferencia la sonrisa de sus labios de plástico y sus grandes ojos verdes. Grandes como una mirada de asombro.

Sueño, como ella, nos levantamos caminamos por el estrecho y oscuro pasillo de la basílica de San Pedro, pese al blanco de las paredes todo es oscuro y de ensueño, solo sonríen las calaveras de las tumbas papales y los ángeles lloran ríos de sangre, mientras nos miramos, yo no lo veo, pero se refleja en sus ojos y los blancos dientes tras su sonrisa.

Trance, mientras observo la escena ella se levanta y se acerca, me saluda, me mira, habla, le contesto, pero no soy yo es mi corazón que sale despacio por mi boca, sin dejar ningún sabor amargo a sangre o bilis, simplemente sale, no tengo arcadas, es como si mi esófago estuviera preparado para que un día se me escapara el corazón por la boca.

Observo, mientras ellos hablan y se alejan admito que lo perdí, ahora sé donde, donde ninguna atea perdería el corazón, en el centro de todo el cristianismo, en el centro de las tradiciones y los comentarios, en el centro de las beatas y los curas sin vírgenes, simplemente en el centro.

Donde nadie espera perder algo, donde la razón no entiende ni tiene fuerza ante la fe, ahí lo perdí y hasta hoy no lo eché de menos, es extraño pero se puede perder un brazo y hay un miembro fantasma que nos persigue, se puede perder el alma y nos sentimos pesado y desatendidos, pero perder el corazón es algo que la humanidad lleva haciendo desde el uso de la razón y nadie lo echa de menos.

Pero hoy sí, tras oíros, sentiros y veros, espero que lo entiendas bella muñeca, mándalo a casa, pues no fue una venta fue un alquiler de cuatro años, una renta sin aval ni hipoteca, ven a casa aunque lo estés roto por que sanará en mi pecho y mi pecho será la guarida de un paño de corazones rotos.

Tu amiga
Muerta

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