lunes, 26 de julio de 2010

Malditos bastardos


Recuerdo de un cerebro apagándose, de una muerte, como el café, instantánea. En manos de alguien que la sangre te hace amar, aunque no lo deseas, quieres tenerle cerca, tan cerca que está dentro de ti. Y de ese amor una posesión, un montón de dolor que te lleva a recordar, lo peor y lo mejor de la adicción.


-Sucia ramera del demonio, si no fuera por que yo te cree. Ésto sería un insulto


-Maestro perdóname, por favor


-Hija de tu madre, que no fue más que una sucia ramera de la que me aprobeché siglos y siglos


-Maestro no....por favor la pierna no


-Jodida zorra, otra derrota, otra perdida más, crees que un siglo más, ni un minuto puedo esperar


-Maestro no, vuestra aventura no ha terminado si me dejáis entera...ahgggggggggggggggg...así nunca podré llegar.


-La verdad esto no lo hago por ti, lo hago por mi, por la desesperación de saberme perdido en este mar que es la eternidad y esta pesadilla de ver morir, envejecer y.....después de esperar tu llegada sin cenar, tu pierna, tu higado y tu corazón no serán mi último plato del día. Recuerdalo hasta los zombis me envidiarán en todo momento.


-Pero que te crees que volverás a salir después del último fiasco, crees que te llamará, madre mía la inocencia es una cuna de estúpidos y malditas mujeres marchitas como tu


-Maestro caerá, se lo juro, llamará....................ahggggggggggggggg....que decís no por favor, dejadme algo de dignidad


Ahora que del maestro sólo veía sus labios, puedo recordar el único momento de dignidad se fundió en la oscuridad cuando noté que sus dientes se deleitaban con el último resquicio de cerebro que haré para contactar con ella, sé que en su alimento, mi cerebro, verá todo claro, la verá sentada en su trabajo indecisa sin llamar, lo que no sabe es que espera una voz de mujer y que matarme le hará perder otro siglo más hasta su reencarnación, sabe cuando y en que lugar.

Aunque para ser sincera, pena ninguna el me maldijo y yo le maldigo otra eternidad sin su AMOR.

Buenas noches mi amado Bucarest, de ti me despido y te encomiendo mi amor, mi hija y su vida.

Pd. Lo siento hijo de perra pero ella tampoco te dirá.

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